Los trastornos cutáneos son muy habituales en los gatos, y pueden deberse a Parásitos , alergias, infecciones bacterianas o por hongos, tumores o enfermedades sistémicas. La piel de un gato puede ser rosa o negra según los pigmentos naturales de su raza o su particular historial genético. No debe presentar costras, irritación, descamación, puntos blancos o negros, masas o bultos, ni zonas inflamadas o infectadas.
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