PATOLOGÍAS TORÁCICAS MÁS FRECUENTES EN EL PERRO Y EL GATO
¿QUÉ HAGO SI MI ANIMAL RESPIRA MAL?
¿PUEDE MI MASCOTA TENER UN PROBLEMA RESPIRATORIO?
Lo primero que debemos saber es que las patologías de origen respiratorio son una de las causas más frecuentes de consulta veterinaria. Generalmente, los pacientes más afectados son los neonatos y los animales de avanzada edad, aunque la mayoría de patologías respiratorias pueden presentarse a cualquier edad, como veremos a continuación.
¿CÓMO PUEDO SABER QUE EL ORIGEN DEL PROBLEMA ES RESPIRATORIO?
Los síntomas respiratorios más frecuentes son tos, estornudos, secreción nasal, intolerancia al ejercicio, fiebre y apatía. En casos graves puede aparecer disnea severa y cianosis.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que existen numerosas patologías que afectan a la caja torácica cuyo origen no se encuentra en el sistema respiratorio, pero que pueden tener una sintomatología similar.
¿QUÉ MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PUEDE PROPORCIONARME MI VETERINARIO?
Unas correctas pautas de vacunación y desparasitación de nuestra mascota nos ayudarán a prevenir enfermedades infecciosas que afectan al tracto respiratorio. No obstante, existen numerosas patologías cuyo origen no es infeccioso, por lo que un diagnóstico temprano va a ser clave en su tratamiento.
Para su diagnóstico será necesario una correcta anamnesis y exploración del animal, así como la realización de pruebas laboratoriales y de diagnóstico por imagen.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE DESPARASITAR FRENTE A PARÁSITOS DEL SISTEMA CARDIOPULMONAR?
Existen multitud de parásitos que afectan al tracto cardio-respiratorio. Éste es el caso de la Dirofilariosis, un nematodo transmitido a nuestras mascotas a través de la picadura de un mosquito. Las microfilarias se encuentran en la sangre circulante, pero los gusanos adultos se localizan fundamentalmente en la arteria pulmonar y el ventrículo derecho.
Los síntomas más frecuentes son tos crónica, intolerancia al ejercicio, disnea y síncopes.
Puede diagnosticarse mediante un test de detección de antígenos, o bien por la observación directa del parásito, ya sea de microfilarias en sangre observada al microscopio o de los adultos en los vasos sanguíneos mediante ecocardiografía.
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